domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Sabías que los oncólogos judíos, en su inmensa mayoría, utilizan la quimioterapia sólo para los enfermos no judíos? ¿Sabías que un artículo que ha sido incluido en el Talmud obliga a que los pacientes judíos sean tratados con la Nueva Medicina Germánica, la cual excluye el uso de la quimioterapia? ¿Sabías, en definitiva, que se hace todo lo posible para que esta Nueva Medicina sea aplicada sólo en enfermos de cáncer que sean judíos?
Todo esto fue reconocido oficialmente por el gran rabino Esra Iwan Gotz a finales del pasado año, en este documento que firmó en Noruega. En él admitió que existe un complot mundial para que no se divulgue la Nueva Medicina Germánica, y así propiciar el fallecimiento de muchos millones de personas anualmente. Se calcula que sólo en los últimos treinta años, cerca de dos mil millones de personas han podido morir de cáncer. Hasta tal punto lo tiene claro, que hace un llamamiento mundial para que “Detengan este crimen y este genocidio mundial de los no judíos”. Hay que tener en cuenta que otro gran rabino, Menahem Schnerson, escribió hace varias décadas a todos los rabinos del planeta para que los judíos fuesen tratados con esta técnica, ordenando a su vez que la misma debería mantenerse en secreto para el resto de la humanidad.
El padre de esta Nueva Medicina, el doctor Hamer, ha sufrido las peores penalidades imaginables por defender un método que, al parecer, goza de una gran efectividad en la lucha contra el cáncer. La mafia médica, de la que ya hablé la semana pasada, ha ido a por el doctor Hamer desde que tuvo conocimiento de que este excepcional médico había descubierto una forma holística de tratar el cáncer y, lo que es más importante, no agresiva. Como es lógico, a las grandes farmacéuticas, que tienen mucho que ver en esta historia, se les vendría el chiringuito abajo si fuese de dominio público que el cáncer se puede llegar a curar sin tratamientos de presupuestos millonarios. Por eso le han puteado tanto, y ahí siguen.
En próximas semanas seguiré hablando de esta Nueva Medicina. Por hoy quiero terminar dejando muy claro un mensaje, para quien lo quiera saber: el cáncer se puede curar con una efectividad muy superior a la lograda por la medicina clásica, con un sistema que no utiliza quimioterapia ni radioterapia. Un método barato que convierte al paciente en el máximo responsable de su curación pues en el fondo, por duro que resulte asumirlo, también nosotros somos responsables de nuestras enfermedades. Y es que, según demostró Hamer y certificaron posteriomente los oncólogos judíos, nuestros diversos traumas y conflictos emocionales son los principales causantes de los diversos tipos de cáncer. Sé que parecerá increíble, pero de miedo y sufrimiento también se puede morir. Los judios lo saben y la ciencia ya lo ha demostrado.

No hay comentarios: